
La banda sonora de un viajero
Una prosa dedicada al rol que cumple la música en la vida de un viajero, sin importar el género o su pasión por la música.
A pesar de que me gusta mucho la música, de ninguna manera me considero fan. No me pongo al día con las nuevas tendencias o tampoco estoy al tanto sobre nuevos lanzamientos. El rango de música que escucho no es el más amplio, por lo general escucho la misma canción repetidas veces una vez que encuentro una que disfruto, a tal punto que puede llegar a molestar a las personas a mi alrededor.
En lo personal, no me gusta que me pregunten “¿qué tipo de música escuchas?”, por el simple hecho de que no tengo idea, pero para mi desgracia es una de las primeras preguntas que la gente hace. Podría decir que disfruto de la mayoría de los géneros, a diferentes niveles, mientras que hay otros de los cuales no disfruto o puedo disfrutar; ya que en mí no existe tal cosa como la “pasión” por la música, como muchos tienen.
En cambio para mí, las canciones que más resuenan con más potencia tienen poco que ver con el género, ritmo o letra. Lo que me importa son los recuerdos que tengo cuando las escucho, ya sean tristes o felices. Por ejemplo, siempre voy a tener una gran afinidad por Queen, ya que crecí escuchándolos con mi papá que hoy ya no se encuentra conmigo. Cada vez que los escucho me traen buenos recuerdos.
Este poder que tiene la música de recuerdos y asociación, se volvió cada vez más evidente a medida que paso más tiempo viajando y cuando miro hacia mis experiencias pasadas. La música no se puede evitar, (tampoco es que yo quiera), pero con esto se crea una banda sonora que va evolucionando con mis viajes.
Este verano pasado estuvo dominado por la música. Después de haber escuchado “Beggin’ de Maneskin” o “Jerusalema de Master KG” una y otra vez durante todo el día por casi dos meses, es un alivio saber que no tengo que escucharlas por un tiempo. Por otro lado, cuando escucho esos temas, me traen de vuelta todos esos buenos recuerdos y emociones de un verano increíble en “English Cool Camp” en Rumania. También es lindo pensar que más de 2000 niños con los que trabajamos ese verano sienten lo mismo al escucharlas.
Una parte importante de estos campamentos, que por lo general hago en mis viajes, son las fogatas. Casi siempre el final de cada campamento es un momento lleno de emociones, ya que la felicidad de celebrar una gran semana se yuxtapone con la tristeza de decir adiós. Hay veces que esta esa persona con su guitarra y un círculo que se junta a su alrededor del fogón. Algunos cínicos les gusta decir que es algo “cursi” o “cliché”, pero esos momentos en los que todos se juntan y cantan baladas pueden ser muy poderosos, sobre todo para los niños.
Fuera de estas experiencias más “coreografiadas”, hay momentos que me topé por sorpresa. Un perfecto ejemplo de esto es uno de los cuales escribí en otro post con más detalle. Que cuando caminaba por las calles de Gante, me encontré entre la muchedumbre, un grupo de estudiantes de música, locales, tocando. Me quedé observándolos por horas y veía cómo se turnaban para tocar el piano o sus guitarras, a la vez que todos cantaban a coro, creando una atmósfera armoniosa. Gante es una de mis ciudades favoritas y no tengo dudas de que este es uno de los motivos.
En otro lugar, en Varna, Bulgaria, el hostal en el que me estaba quedando, celebraba la música. En “tiempos normales” invitaban a los músicos a quedarse gratis a cambio de tocar, y presumían haber tenido alrededor de 1000 actos, los cuales cada uno tenía su foto en las paredes. Desafortunadamente, no eran “tiempos normales” durante mi estadía, ya que el COVID todavía infectaba la vida y a su vez, había pocos viajeros. Al contrario estaba mayormente habitado por búlgaros que estaban de vacaciones o estaban pasando por un mal momento.
Sin importar esto, la pasión por la música del dueño seguía intacta, y sin música en vivo en su propia sala, invitó a sus huéspedes que lo acompañaran a él y sus amigos a un recital. Sin muchos detalles, Mary (con quien viajaba) y yo, decidimos darle una oportunidad y sin dudas fue una experiencia única.
Para llegar al escenario el cual la banda tocaba, tuvimos que caminar por un parque de skate privado, el cual lo estaban usando muchos nenes chiquitos sin casco o casi sin protección alguna. En la parte siguiente, se encontraba un concierto de heavy metal que ensordecía a su público, el cual la mayoría eran padres de los pequeños skaters. Era común ver a los niños pasar a través de los fans, apenas evitando choques con cabezazos de metaleros o con pogos violentos. En un momento una mamá agarró a su hijo mientras pasaba con su patineta y lo tiró por encima de la gente, haciendo “surf” sobre el público. Tal vez no sea mi estilo, pero definitivamente fue una noche única y memorable la cual no me arrepiento de haber ido.
Una experiencia musical mucho menos extrema apareció en Budapest, la cual mi novia y yo nos estábamos quedando en el lindo hostal “Island Hostel” en la Isla Margarita. Al no buscar mucha información sobre la capital húngara, no teníamos idea que a metros de nuestro hostal se encontraba una de las muchas conocidas atracciones, la fuente musical. Nos dimos cuenta un día que volvíamos de una salida, que la vimos en el acto y nos quedamos anonadados con la performance. La coreografía y las luces hicieron que la actuación sea hermosa, tanto nos gustó que volvimos más de una vez y ahora se lo recomendamos a cualquiera que vaya a Budapest.
Ya sea de manera consciente o no, la música es un elemento crucial para mis viajes, y seguro que para muchos también. Le dan ese toque extra a los momentos y tienen ese disparador que te permite recordarlos en el futuro. Cuando viaje al extranjero y deje Europa, va a ser interesante ver si mi playlist cambia y cómo cambia, y cuando pase, me voy a asegurar de actualizar este post.
Posteado: 10/10/2021
Escrito por: Tom Taylor (@tomtayloor)
Galería






