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Una oda a hospedarse en hostales
Dando a conocer y compartir los varios lados positivos de hospedarse en hostales al viajar.
“¿Pero no están sucios?” “¿Cómo podes dormir en una habitación llena de extraños y gente que ronca?” “¿Son seguros?”
Todavía me sorprende que este tipo de pensamiento prevalezca, la idea de que los hostales son una especie de agujero oscuro y depravado como si fuera una película de terror. Incluso amigos cercanos que escucharon mis historias en repetidas ocasiones sobre mi hospedaje en hostales, siguen resistiéndose a la mera sugerencia de quedarse en uno ellos mismos. Yo creo firmemente que la gran mayoría de ellos cambiaría de opinión si le dieran la oportunidad.
A lo largo de los últimos tres años me quedé en innumerables hostales [CORRECCIÓN: no tan incontables, de hecho mi aplicación de HostelWorld me informa que me quedé en 67 hostales en 21 países mientras escribo en este momento]. Haciendo esto conocí gente maravillosa, me hospedé en ubicaciones impresionantes y, lo algo muy importante, ahorré un montón de plata a diferencia de si me alojaba en un AirBnB u hotel.
Tal vez sea lo barato que son lo que hace que algunos sospechen sobre la calidad de estos lugares. Cómo puede ser que un lugar tenga la misma calidad de limpieza, buena seguridad y a la vez salga un cuarto (o menos) de lo que sale un hotel. Pero aún así lo logran a un nivel que es impresionante; me hospedé en muchos que fácilmente se podrían comparar a un hotel en cuanto a estos términos y más. Sacando de lado que hay que compartir el cuarto, las instalaciones casi siempre se igualan a las de un hotel. De hecho, hay veces que son mejores. ¿Cuántas veces viste un hotel con una cocina totalmente equipada disponible para los huéspedes?
Aún más, la ubicación de estos muchas veces son particulares. Muchísimas veces me encontré en la puerta de una de las atracciones más famosas de un país por menos de diez o quince libras. En el último mes me alojé en el Island Hostel en la Isla Margarita en Budapest y en St Christophers en el centro de Ámsterdam, a 50 metros de la “Zona Roja” e incontables atracciones más, (puedo recomendar ambas). Para alojarse en un hotel en una de estas áreas, uno debería pagar precios elevadísimos, mientras que los hostales dan la oportunidad a los visitantes de quedarse en el centro de la ciudad a precios más accesibles.
Por otro lado, aparte de todo lo demás, el mejor lado de quedarse en hostales es su lado social. Entre el personal, los voluntarios y los otros huéspedes, se forma una comunidad de viajeros con ideas afines, que a su vez está en constante movimiento a medida que la gente se va. Y dentro de ella se encuentra un tesoro escondido de información, desde tips locales acerca del lugar que estés hasta recomendaciones sobre diferentes partes del mundo. Los libros y blogs pueden ser de ayuda pero nada supera recibir consejos de gente que viaja al mismo tiempo que vos y seguramente hayan visto estos lugares un par de días atrás.
Obviamente estas personas son más que una fuente de información caminante, pueden surgir amistades cercanas y de manera rápida en hostales. En especial cuando viajas solo, después de un largo día de exploración, compartir historias con una bebida y tal vez jugando con las cartas en el bar o en espacios comunes del hostel, crean un pit stop relajante y ameno antes de volver a hacer lo mismo al día siguiente.
Tal vez esperes no volver a ver a la mayoría de estas personas otra vez, pero te va a sorprender la cantidad de veces que podes volver a cruzar caminos cuando los itinerarios coincidan en el futuro. Sin ir más lejos hice muchos amigos de diferentes partes del mundo mientras me hospedaba en hostales, desde un amigo holandés que conocí en Portugal, un viajero estadounidense en Alemania y por supuesto ¡mi novia argentina en un hostel en Barcelona!
Esto no quiere decir que conocer a gente por un periodo corto de tiempo sea algo malo, de hecho tiene sus ventajas sociales. Un fenómeno que viví repetidas veces, en efecto es el motivo por el cual el ambiente de los hostales permite que las personas se relajen y sean mucho más abiertas, y compartir cosas que a lo mejor no harían con sus amigos o colegas inclusive. A salvo seguros de que el amigable individuo con el que compartis las noche, en uno o dos días se va a ir, permitiendo que uno hable de manera más libre sin la ansiedad de que algo de lo que dijiste sin querer vuelva a aparecer en el futuro.
Los hostales tal vez no sean para cualquiera, obvio hay gente que prefiere la privacidad y lujos que ofrece un hotel, pero para aquellos que se preocupan simplemente por una mala representación les recomiendo que le den una oportunidad. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Subido el: 25/10/2021
Escrito por: Tom Taylor (@tomtayloor)
Me quedé en todos los hostales mencionados y los puedo recomendar. Los links están todos afiliados, lo que significa que recibo una pequeña comisión, sin cargo extra al usuario. Chequeá el sitio de HostelWorld acá.
Galería
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